Taylor Swift no quiere abandonar su ensueño indie folk y presenta ‘evermore’

A pesar de que 2020 haya sido un año en el que el mundo ha quedado en pausa, sometido y condicionado por la pandemia, para Taylor Swift ha sido probablemente el año más productivo de toda su carrera musical. En verano nos sorprendía a todos con el lanzamiento de su octavo álbum de estudio: ‘folklore’, en el que la cantautora se introducía en un nuevo mundo de narrativa con ritmos indie-folk y pop alternativo de la mano de Jack Antonoff (Bleachers) y Aaron Dessner (The National). El disco se convirtió en uno de los más exitosos del año y fue aclamado abiertamente por toda la crítica posicionándose como uno de los favoritos en la carrera por los Grammy.

Sin embargo, parece que el torrente de inspiración creativa no terminó en esas 16 canciones y el bonus track de la edición física. Tras la publicación del documental que explicaba la composición de ‘folklore’ en uno de los lugares de creación: The Long Pond Studio de Dessner, el 11 de diciembre se estrenó, sin previo aviso y ante el estupor de todos, el noveno álbum de Swift en todas las plataformas digitales y posteriormente en físico: ‘evermore’, siguiendo el mismo proceso que su predecesor. Y es que, como ella misma explicó en redes, ‘evermore’ es el hermano pequeño de ‘folklore’. Sencillamente no pudo dejar de escribir y componer. Con ‘folklore’ se adentró en un mundo imaginario que no había explorado anteriormente y del que aún no estaba preparada para abandonarl sin exprimir todo lo que tenía que ofrecerle. De esta forma, la estadounidense rompe definitivamente con esa planificación a dos años vista que, como ya dijo en el documental ‘Miss Americana’, no le permitía tener el lujo de descubrir nuevos procesos.

Y realmente sí, Swift ha continuado la línea narrativa de historias imaginadas, cuentos podrían calificarse incluso, dramas y tragedias con un aire de escapismo y con personajes que no existen, o que son la mezcla de muchos, huyendo de la tendencia de basarse plenamente en sus experiencias personales para escribir. La cantante ha descubierto una nueva fuente de la que inspirarse y se ha dado cuenta de todo el potencial que tiene.

El disco fue presentado con la canción ‘willow’, que además abre el tracklist del álbum. El videoclip comienza en la misma escena donde acaba el vídeo de ‘cardigan’, single promocional de ‘folklore’, marcando así esa línea de continuidad no solo en el estilo musical y narrativo, sino que también lo visual.

Se nos presentan así 15 nuevas canciones y 2 más en la edición física en las que Swift se adentra más en este nuevo mundo materializado en ese bosque que vuelve a aparecer en la portada a lo lejos y en las fotografías promocionales del disco. Tal vez en ‘evermore’ Swift es menos introspectiva, y más brillante, con mayor producción. Por ello, a simple vista puede parecer que no tenga un sonido tan cohesionado como el anterior, y que nos recuerde en algunos términos por ello a su álbum de 2012, ‘Red’. Encontramos así canciones puramente country como ‘no body, no crime’ (feat. HAIM), ‘dorothea’ o ‘cowboy like me’; alternative pop en ‘long story short’ o ‘gold rush’ o baladas como el homenaje a su abuela ‘marjorie’ o ‘evermore’ (feat. Bon Iver). Los tiempos medios que predominan en el disco se complementan a la perfección con aquellos temas con mayor percusión y beat como ‘long story short’ o ‘closure’, dando así mayor ritmo al disco del que puede presentar ‘folklore’.

Junto a la voz de Swift, suave pero versátil y muy poco producida, comparte protagonismo con los punteados a guitarra de Dessner y un oscuro piano para crear esa atmósfera íntima y brumosa que podría asemejarse al estilo de Lana del Rey o de The National. Al igual que en ‘folklore’, la cantautora vuelve a contar aquí con Antonoff, Dessner y el ahora conocido William Bowery (Joe Alwyn) para la creación de las canciones.

Una de las diferencias de ‘evermore’ con ‘folklore’ es que presenta un mayor número de colaboraciones: ‘no body, no crime’ con las hermanas HAIM, ‘coney island’ con The National –el grupo de Dessner– y, tras el éxito del dueto ‘exile’ en ‘folklore’, repite feat con Bon Iver en ‘evermore’.

Destacan de forma señalada canciones como ‘champagne problems’, con una lírica sobresaliente y una voz sincera, profunda que demuestra ser una de las mejores interpretaciones del disco. ‘gold rush’ llega como un soplo de aire fresco, que sorprende desde la introducción aguda con un canto omnipresente hasta su continuación como una canción que parece un permanente bridge en el que destacan incluso más las estrofas que el propio estribillo. La conjunción magistral entre la voz de Swift y la masculina grave se demuestra en ‘coney island’ con Matt Berninger de The National. Aunque destacan más los feats con HAIM en la adictiva y pegadiza ‘no body, no crime’; y con Bon Iver, en esta ocasión sorprendiéndonos en el registro agudo en la segunda mitad de ‘evermore’.

Lo que es de admirar ya no es solo la capacidad de la cantante de Pensilvania de su capacidad de componer tal cantidad de temas en un espacio tan corto de tiempo y con las facilidades limitadas debido a los tiempos de pandemia en los que vivimos, sino que además ambos trabajos sean de una calidad tan remarcable, sin bajar el listón en ningún momento, consiguiendo coronarse y consolidarse como una de las artistas con más impacto –por no decir la que más– en el panorama musical actual, con 15 años de carrera musical a sus espaldas, demostrando el estado de gracia en el que se encuentra y su capacidad de innovar y evolucionar sin perder ni su sello, ni calidad en su obra, ganándose los así no solo los elogios de sus seguidores, sino que también de de aquellos que la ignoraron o que la denostaron.

Por: Inés Serrano.

Fotografías de Beth Garrabrant y Max Wanger.