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Joan Baez desentierra su pasado en un nuevo documental

Desde su infancia hasta su gira de despedida, pasando por su relación con Bob Dylan y sus años de activismo, el documental hace un recorrido por la vida de la cantante

 

«Todos tenemos tres vidas: una vida pública, una vida privada y una vida secreta». Con esta frase de Gabriel Garcia Márquez comienza Joan Baez: I am a noise, el documental en el que la cantante habla de su salto a la fama y de su complicada relación con su familia y con algunas de sus ex parejas, como Bob Dylan. 

El rápido ascenso a la fama de Joan Baez a la edad de 18 años dejó fuertes estragos en ella. La cantante admite que pasó por un momento en el que la fama se le subió a la cabeza y pensó que esos días no acabarían nunca. Pero ella siempre había tenido problemas relacionados con la salud mental, y la fama no hizo más que acentuarlos. No tardó en empezar a sentir culpa. 

Joan se sentía culpable del privilegio del que gozaba y encontró en el activismo una manera de sentirse útil, de sentir que aportaba algo a la sociedad. De todas formas, tengo la sensación de que, aunque es cierto que le importaban las causas por las que luchaba, también lo hacía en gran medida por ella misma. Creo que encontró en el activismo y en la reivindicación política una forma de dar un sentido a su vida cuando más perdida se sentía. También creo que usar su fama como altavoz para causas sociales le sirvió para reconciliarse con ese cargo de conciencia que sentía.

Cabe decir que la única que habla durante todo el documental es la propia Joan Baez. Las directoras justifican esto diciendo que querían huir de tópicos del género del documental, como el de recurrir a testimonios de otros famosos. Sin embargo, el resultado es una mirada totalmente sesgada y benevolente con Joan, que en ningún momento la juzga ni la cuestiona. 

 

 

El documental intercala grabaciones e imágenes de archivo con escenas en las que acompañamos a la cantante en su gira de despedida. Diría que lo que menos me ha gustado ha sido la puesta en escena en algunos de estos momentos, con esa música tan melancólica y dramática que hacía que parecieran escenas sacadas de una película de ficción más que de un documental. Me han gustado mucho más las intervenciones de Joan simplemente hablando con naturalidad, y creo que es en estos momentos cuando se muestra más cercana y podemos empatizar más con ella. 

Joan Baez y Bob Dylan en la Marcha por los derechos civiles en Washington (1963)

Joan también habla de su relación con Bob Dylan, que describe como muy intensa y llena de emociones. Empezaron a salir cuando él todavía no era conocido, y Joan le incluyó en todas sus giras porque confiaba en su talento. De alguna forma, renunció a su individualidad en nombre del amor. Aún teniendo una carrera musical tan fructífera y habiendo sido tan influyente, muchos la recuerdan como “la novia de Bob Dylan”.

Al principio del documental, la cantante habla sobre cómo, por mucho que uno se pueda esforzar en contar su propia historia apoyándose en los hechos, al final cada persona recuerda lo que quiere recordar. Más adelante, esto se enlaza con el vago recuerdo que Joan y su hermana Mimi intentan revivir en terapia de los abusos por parte de su padre. Cuando decidieron confrontarle y hablar sobre esto, tanto él como su madre lo negaron todo. Es curioso cómo nuestra mente borra nuestras vivencias más difíciles para protegernos. Pero, al mismo tiempo, no podemos meternos en la mente de los demás para saber hasta qué punto son sinceros sobre cómo recuerdan vivencias compartidas.


Perfil de autor/a

Celia Sánchez

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