La ganadora de este año al Oscar a Mejor Guión Original nos mete de lleno en un juicio marcado por la ambigüedad
Anatomía de una caída, dirigida por Justine Triet, estuvo nominada a varias categorías en los Oscar (incluyendo Mejor Película), pero era sin duda la favorita en la categoría de Mejor Guión Original, en la que se acabó llevando la estatuilla.
La película relata un juicio en el que Sandra (interpretada por Sandra Hüller) es la única sospechosa de la muerte de su marido, aunque todavía no se sabe si dicha muerte fue un homicidio o un suicidio. Lo único que se sabe es que Samuel cayó (o le empujaron) del piso de arriba de su casa y los únicos testigos fueron su hijo ciego y, bueno, su perro. Sandra se verá envuelta en un juicio muy duro en el que se diseccionará con todo detalle no solo la caída que significó la muerte de Samuel, sino también la caída de su matrimonio.
Llega un punto en el que la investigación se estanca. Por mucho que traten de analizar las manchas de sangre y la forma en la que pudo caer el cuerpo, los hechos son insuficientes para discernir si Sandra es o no inocente. Por tanto, va a ser inevitable que nos guiemos por nuestras emociones a la hora de sacar conclusiones, tanto nosotros como espectadores como los personajes involucrados en el juicio. Y es a partir de este momento cuando empezamos a identificarnos con el hijo y con el dilema moral al que se enfrenta: no ha sido testigo de la caída como tal, pero sí de la caída simbólica del matrimonio de sus padres.
A través de un minucioso análisis de la relación de pareja de Sandra y Samuel, los jueces tratan de discernir si Sandra mató o no a su marido. Pero, ¿es acaso esto suficiente para determinar su culpabilidad? Esta es la cuestión que nos plantea la película, no solo a nosotros, sino también al hijo, cuyo testimonio es clave y al que le va a resultar imposible mantenerse imparcial en una situación así. Está en sus manos salvar a su madre y, de alguna manera, salvarse a sí mismo.
Una película que parecía que nos iba a llevar por los caminos propios del género de misterio o thriller nos acaba planteando una cuestión muy interesante: al final, lo importante no es cómo murió Samuel, sino cómo a veces las emociones pueden llegar a pesar más que los hechos cuando todos tratamos de salvarnos a nosotros mismos.
Perfil de autor/a
- Celia Sánchez
Últimas publicaciones
- Cine20 octubre 2024C. Tangana debuta como director con ‘La guitarra flamenca de Yerai Cortés’
- Noticias23 junio 2024‘Memory’: buenas actuaciones que no salvan un guión que no está a su altura
- Noticias25 abril 2024Joan Baez desentierra su pasado en un nuevo documental
- Noticias8 abril 2024Anatomía de una caída: disección de una verdad sin evidencias