Leby: “Doy gracias por no haber sido un artista joven con mucho éxito, porque tiene que ser duro de gestionar”

En Pop Up hemos tenido el gusto de entrevistar a Leby, un artista que apuesta por la fusión en su música, en la que mezcla “lo viejo con lo nuevo”, destacando así sus influencias del rock y del trap con otros sonidos urbanos del contexto actual. Leby, que también es productor, ha decidido acuñarlo como trap&roll, aunque dentro de este sello para él también tienen cabida otros tipos de melodías. Hace algo más de un mes que sacó su último sencillo con Kiko Osuna, bajo el nombre de ‘Maldito Juego’.

POP UP: Leby, encantada de entrevistarte. Una pregunta que siempre me gusta hacer al principio es cómo y cuándo fue ese primer contacto tuyo con la música. 

Leby: Muchas gracias por esta charlita. Mis inicios tienen que ver con mi familia, con la relación con la música que tenían mis papás. Mi padre tuvo bandas en los 80, grabó un par de discos, hizo sus conciertos… Entonces, desde muy pequeñito he tenido relación con ella. Mi papá me compró una batería con seis añitos y empecé a tocar, me grababa en cinta cantando con él. Siempre ha sido algo muy natural en mi casa. Mi mamá también ha sido muy melómana, siempre le ha encantado la música. Entonces ha sido algo que ha formado parte de mi mundo desde que nací, no lo he descubierto digamos.

En la música se puede decir que empezaste como rapero, en el mundo del rap y del hip-hop, pero ahora te encuentras en un momento en el que apuestas por la experimentación y por la fusión de diferentes estilos, como estamos hablando. ¿Cuál es el aporte, desde tu punto de vista, de la fusión en la escena musical actual?

Yo creo que aporta algo distinto, que no sea puramente entretenimiento. En este mundo moderno todo se ha industrializado y la música no iba a ser menos. Entonces hay que recuperar y beber de nuestras raíces y traerlas a la actualidad, sin olvidarnos de las tendencias de ahora, de esta nueva época, de las generaciones que son más jóvenes. Tratar de reconectar ambos momentos porque creo que creo que lo necesitamos todos. Estamos un poquito sobrecargados de tanta banalidad y volver un poco a la profundidad del arte que creo que en momentos como los 70 o los 80 incluso, ya en los 90 la cosa empezó a esto, pero cómo se veía el arte, cómo se veía la música en esos momentos creo que es bonito recuperarlo y no olvidarlo y traerlo a esta nueva época y que las nuevas generaciones también reconecten con ello, que son nuestras raíces. Antes también había mucha etiqueta y yo en la época en la que comencé con el rap era todo como súper cerrado, bastante sectario, si hacías una cosa tenías que hacer eso. Y yo creo que es muy bonita la etapa que estamos viviendo en la que todo se está mezclando, tiene que ver con la globalización, con la multiculturalidad, entonces a mí me parece bonito y creo que es de mucho valor y que eso enriquece. Esa industrialización ha hecho que etiquetemos también la música como producto, pero creo que esta fusión está devolviendo un poco eso. Los artistas están abiertos a experimentar, a conocer, nos conecta a unos y a otros. 

¿Cómo definirías tu esencia a la hora de crear?

Trato de ser honesto conmigo mismo, sobre todo porque no se me lleve esa impulsividad o esa actitud o presión social de tener el producto estipulado de una cierta manera. Intento no olvidarme de eso porque formo parte de esta etapa, de este momento, de cómo se consume, pero sí que con cierta honestidad conmigo mismo porque en el fondo yo quiero aportar algo mucho más allá que simplemente vender algo porque esto sería pura supervivencia. Cambié un poco esa perspectiva de sobrevivir por vivir. Entonces, si yo estoy viviendo no necesito vender nada, necesito aportar algo porque eso es lo que me realiza, eso es lo que me hace sentir realmente bien. Además, vivimos en un mundo dual, pero lo dual es nuestra percepción. Realmente todo es neutro, es como nosotros lo percibimos. Es lo que hablábamos antes, te puedes polarizar y solo tratar de vender tu producto o también puedes introducir esa parte o esa ambición más artística o de conciencia, de ser más honesto contigo y no solo vender algo, pero pueden convivir ambas cosas, que es lo que a veces nos cuesta entender y como que nos polarizamos y rechazamos cosas y esa percepción nos limita mucho. 

En ‘Maldito Juego’ tú junto a Kiko Osuna fusionáis el flamenco con el trap&roll, ¿cómo fue el proceso que seguisteis Kiko y tú para combinar estos géneros tan distintos y que no suene chocante, sino todo lo contrario?

De una forma muy natural. La música es eso y todas las etapas en la música están conectadas entre sí. La música es un lenguaje, entonces dos músicos se entienden a pesar de las etiquetas de los géneros, ellos se entienden a través del lenguaje de la música, eso es lo que nos conecta. Ahora, si tú tienes una identidad o un apego hacia una identidad que es más rígida no te permite conectar con ese lenguaje que es mucho más amplio que cuando se dice “soy esto”. Kiko es un artistazo y un músico desde que es también chiquitín, lo tiene ahí innato, y cuando te encuentras con personas así que lo viven de la misma manera es muy sencillo conectar y que quede bonito. Porque al final no sabemos cómo lo estamos haciendo, no soy una persona que trate de componer de una manera muy estratégica, intento tener cierta honestidad con mi esencia, con mi naturaleza, con dejarme llevar un poco por lo que surge en primer lugar que es lo que realmente está más cerca de quién soy. Con Kiko ya te digo, fue muy natural, es un lenguaje y cuando conoces ese lenguaje la comunicación fluye enseguida. 

¿Desde el primer momento tenías claro que la voz indicada para sumarse a la tuya en esta canción era la de Kiko Osuna?

La realidad es que fue él quien trajo la primera parte del tema. Un día él estaba cantando temas y con este sentí que tenía que ver conmigo porque lo identificaba como una parte de mí, y era algo que había traído otra persona. 

¿Te gustaría volver a trabajar con él?

Por supuesto, tenemos una amistad muy bonita, él es un artistazo. Lo que pasa es que tiene una edad más avanzada, tiene familia, hijos y no podemos pasar mucho tiempo juntos o vernos más, pero yo estoy encantado de trabajar con artistas tan talentosos. 

La gente sabe que también te gustaría trabajar con Robe. ¿Cuándo te gustaría que llegara esta colaboración?

Es bastante difícil porque es un chico muy especial, pero quién sabe la vida es sorprendente y esos puentes entre las distintas épocas yo creo que pueden traer esas bendiciones y yo creo que estoy tratando de aportar de una manera positiva y honesta mi parte en torno a esa conexión con lo clásico, entonces como yo lo estoy haciendo desde el amor y con honestidad solo pueden pasar cosas bonitas y buenas. Así que me encantaría, lo que pasa que me acojono, no sé si realmente prefiero tenerlo como un sueño y que no se cumpla por el compromiso que supone. 

¿Has llegado a contactar con él alguna vez?

No. Con quien sí he podido intercambiar algunos mensajes por Instagram es con Lorenzo que es su corista ahora desde la banda, que soy súper fan de él, tiene una voz increíble y es lo más cerca que he estado de Robe.

La letra de ‘Maldito Juego’ nos lleva a recordar esas canciones que quizás ahora echamos un poco más en falta en las que los mensajes son profundos y reflexivos, ¿cuál es la historia que hay detrás del mensaje? 

Tiene que ver con cómo percibo o cómo me relaciono con la vida y las cosas que he aprendido. El tema inicia diciendo “si no puedo amarme a mí cómo voy a amarte a ti”, que es una de las cosas que he aprendido. Entonces tiene que ver mucho con esa relación con la vida, con la realidad, con cómo nos relacionamos con la realidad, con nuestras situaciones, pero desde un lugar consciente, de estar analizando y trayendo a lo consciente esa relación con la vida y no desde un lugar autómata, que en muchos momentos hemos estado sumidos e incluso a día de hoy me pasa que desconecto y vuelvo al automatismo y cuando me doy cuenta digo “ey, que estoy aquí, que estoy vivo y debería estar reflexionando sobre estas cosas si quiero sacar la información”. Estamos aprendiendo constantemente en esta experiencia y tiene mucho que ver con eso, con la relación de uno mismo con la vida, con cómo me relaciono yo con la vida y qué cosas estoy viendo que son valiosas para poder vivirla de una forma más liviana, leve, armoniosa, a pesar de que tenemos procesos de dolor, pero transformando ese dolor en un aprendizaje, que siempre hay algo bueno que se puede sacar.

Y es que la música es un reflejo de la vida y de las experiencias personales de artistas como tú que decidís plasmar vuestra realidad. En ‘Maldito juego’ hablas sobre las vueltas que da la vida y el seguir avanzando, ¿eres partidario de aquellos que decimos que las canciones son capaces de cambiar nuestra forma de ver y de tomarnos las cosas?

Sí, aunque yo creo que las canciones solo son ese impulso que te hace reflexionar, no creo que te haga cambiar la canción, sino que cambias tú al percibir las cosas de otra forma porque te hacen sentir. Yo creo que ese es el mundo emocional y no es el mundo mental. Es como que la música atraviesa esos distintos cuerpos y llega a tu alma de una forma mucho más directa que otras cosas, entonces hay un vínculo muy fuerte con nuestra alma. Hay mucha profundidad ahí y creo que nos atraen las canciones que necesitamos oír y nos atraen las personas que necesitamos vivir. Es como que constantemente tú te exiges lo que necesitas, que podría haber una habitación con miles de objetos y haber una guitarra y estoy seguro de que yo sin conocer la música o sin haberla tenido desde niño me hubiera fijado en la guitarra. Hay una parte de nosotros que nos lleva y nos conduce hacia allí.

Leby, has logrado un gran éxito con temas como ‘No me llores RMX ft. DUKI’, en 2018. A nivel personal, ¿cómo te influyó este gran éxito? 

Muy bien, es una bendición. Todavía la canción sigue sonando, me siguen llegando muchos mensajes. Si para mí Robe es una persona que ha formado parte de mi banda sonora y para mí es tan importante y es una persona con la que nunca he hablado, pero ha entrado de una manera muy íntima. Entonces, para mí poder ser esa parte en muchas personas y poder de alguna forma formar parte de esas vidas, de esos procesos es una pasada y seguirá sucediendo, eso no tiene fin.

Actualmente rondas los 900 mil oyentes en Spotify, ¿suponen para ti los números algún tipo de presión añadida o no te fijas en ellos?

Quien diga que no se fija es un poco mentira. Estamos sumergidos, tenemos el teléfono ahí y es imposible no mirarlo. Intento no obsesionarme con ello porque al final es muy relativo lo de los números, o sea no significan mucho. También intento estar pendiente de lo que me llega real, a un comentario de alguien o si me paran por la calle y me dice que qué guapo el último tema, intento quedarme un poco con eso. Pero los números no me suponen un apego a ellos. También yo tengo 34 años, empecé con 14 a grabar mis primeras maquetas y mis primeros discos, entonces uno aprende mucho a gestionar esa tensión y esa ansiedad que te pueden generar las expectativas que tenemos en torno al éxito. Yo le doy gracias a la vida por no haber sido un artista muy joven con mucho éxito porque tiene que ser jodidamente duro gestionarlo, la verdad. Yo no tenía herramientas con 20 años como para que me pasaran ciertas cosas. Entonces agradezco mucho esa parte que podría verse como si mis expectativas no estuvieran cumplidas, pero siempre intento ver esa parte como algo que realmente es bueno para mí. Ahora estoy preparado para sostener y gestionar porque posiblemente con 20 años me hubiese cargado mis relaciones de pareja, me hubiese cargado muchas cosas que ahora mismo sé perfectamente que no podrían pasarme porque he hecho la terapia suficiente y tenido las vivencias suficientes como para saber qué es lo que realmente tiene valor para mí. 

En base a tus años de experiencia ya dentro de la industria, ¿qué le dirías a aquellas personas que no saben muy bien por dónde empezar en el mundo de la música o no se atreven?

Le diría que a veces no nos atrevemos a hacer las cosas porque estamos muy pendientes al juicio de los demás, que es directamente proporcional a nuestro propio juicio. Yo siempre digo lo mismo. Cuando queremos salir en una foto de Instagram tratamos de poner nuestro mejor perfil. Yo como artista, estando en un escenario, la gente de las primeras filas siempre me va a ver desde abajo, que es nuestro peor perfil. Pero la gente no entiende eso como si tu fueses ese perfil, se entiende como en 360. Entonces es un prejuicio propio y se está pensando en qué van a pensar de nosotros, pues van a pensar de todo. Habrá gente que piense que eres muy feo, habrá gente que piense que eres hermoso, habrá gente que no le caigas bien… Entonces, estamos planteándonos todos esos pensamientos, pero te das cuenta de que no importa realmente porque es que van a pensar de todo. No hay que dejar de hacer nada por lo que vayan a pensar porque entonces no haríamos nada. El estar muy pendientes a lo que piensen de nosotros significa también que nosotros pensamos mucho de los demás. Tenemos muchos prejuicios sobre los demás y por tanto entendemos que los demás los tienen contra nosotros, y sí, todo el mundo está pensando cosas, pero lo que estén pensando no puede impactar sobre ti. No tienes por qué sentirte dañado por lo que otros piensen de ti porque tú también lo haces.

Finalmente, ¿hay algún mensaje o sentimiento que esperas que tus oyentes se lleven después de escuchar ‘Maldito Juego’? 

Primeramente, que cada uno lo interprete y lo coja desde su experiencia que es lo bonito, intento hacer las letras que no sean de una manera muy explícita, sino que puedan ser interpretables también desde la perspectiva de cada uno, que es algo que me ha enseñado Robe, lo aprendí mucho de sus letras. Primero les diría eso y lo que sí que me gustaría recalcar del tema es que se quieran, que se amen a sí mismos y que parece algo así como un cuento de hadas, pero la realidad es que cuando aprendes a amarte a ti mismo el mundo se transforma y las personas que se acercan a ti te perciben distinto y se relacionan contigo de manera distinta porque ven que tú emanas seguridad y emanas amor. Y cuando no te quieres a ti mismo llegan las relaciones tóxicas, los apegos y los dramas. Así que si alguien está envuelto en dramas o situaciones de este tipo lo que os falta es quereros.